Sagres |
Situado a pocos kilómetros del punto localizado más al suroeste de Europa, el Cabo de San Vicente, Sagres se encuentra en la escarpada costa del litoral occidental de Algarve. Tradicional pueblo de pescadores, el pasado de Sagres ha estado siempre presente en la historia y en un cierto misticismo. El legado más importante de la ciudad es su relación con Enrique el navegante, que vivió cerca de aquí y que supuestamente escogió la ciudad de Sagres como ubicación de su legendaria escuela de navegación y como punto de partida de las primeras carabelas de sus viajes exploratorios en el siglo XV. Los abruptos acantilados y la costa recortada y azotada por el viento de Sagre le han frustrado el frenético desarrollo que ha traído el sector turístico a algunos lugares de la parte oriental del Algarve y, por tanto, conserva su belleza agreste e inhóspita. Posee hermosas playas de arena situadas entre los acantilados, siendo algunas de las menos protegidas enormemente populares entre los surfistas. La propia ciudad cuenta con una agradable plaza central, rodeada por numerosos bares y restaurantes que sirven un delicioso pescado fresco, además de un bullicioso puerto y una playa. La ciudad no ofrece demasiado interés histórico ya que las pruebas de su antiguo esplendor desaparecieron por la devastación causada por el terremoto de 1755 que asoló toda la región. No obstante, un corto paseo por las afueras de la ciudad le hará remontarse a las épocas de los dioses del sol, de los cultos romanos, de los piratas, de los descubrimientos allende los mares, de las mezquitas árabes, de los mártires cristianos y de las guerras peninsulares. La “ponta de Sagres (“Punta de Sagres”) se encuentra a poca distancia de la ciudad. Se trata de un espectacular promontorio formado por acantilados de 50 metros de altura que se asoman al mar y son constantemente vapuleados por las olas. Ofrece unas vistas espectaculares de la costa así como de las grutas y de los huecos esculpidos por el mar, y es un enclave histórico del Algarve. Los restos de una fortaleza del siglo XVIII, que sustituyó a la fortaleza original del siglo XV de Enrique el Navegante y que fue supuestamente destrozada por Sir Francis Drake tras su ataque a Cádiz, bordea un lado del promontorio y muestra un acceso exclusivo a través de un impresionante arco. La iglesia Nuestra Señora de Gracia del siglo XVI, levantada al lado de una capilla originalmente construida por Enrique el Navegante, la famosa brújula de 43 m de ancho y la torre son la prueba fehaciente de la importancia histórica de este lugar. A pocos kilómetros de distancia, el Cabo de San Vicente ofrece también unas impresionantes vistas de la costa y un montón de leyendas. Grupos de menhires confirman la presencia de habitantes del Neolítico que supuestamente utilizaban este lugar para la celebración de rituales, los fenicios levantaron aquí un santuario en honor de Hércules, los romanos lo consideraban un lugar sagrado, un lugar en el que la puesta de sol hacía que las aguas del océano hirvieran, y también un lugar de peregrinaje a la tumba del mártir San Vicente, cuyo cuerpo fue traído aquí después de la invasión árabe y que dio su nombre al lugar. El potente faro del cabo fue reconstruido en el lugar de un convento franciscano del siglo XVI en el que los monjes de antaño encendían faros para advertir a los barcos del peligro existente. Hay multitud de playas donde elegir en sus alrededores, algunas de ellas son grandes extensiones de playas de arenas expuestas mientras que otras están guarecidas por bahías protegidas. Praia da Mareta, la principal playa de la ciudad, se encuentra a 5 minutos andando y es una playa protegida de 600 m de largo muy popular entre las familias. Muchas de estas playas ofrecen servicios y una amplia selección de actividades deportivas, siendo el submarinismo una de las favoritas en las playas debido a la existencia de grutas y túneles naturales. La degustación de la cocina local es obligada en la visita a Sagres. Aparte del pescado fresco local, esta zona es reconocida por sus deliciosos moluscos y percebes procedentes de las rocas y que combinan perfectamente con una cerveza fría. Para acabar la comida, no olvide probar el pastel de miel típico de Sagres. No le resultará difícil entender la leyenda y el mito que rodea a Sagres cuando suba a los abruptos acantilados de su impresionante costa y admire la fuerza de la naturaleza en un lugar en el que la tierra se adentra en el mar.
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